miércoles, 24 de diciembre de 2008

¡Cómo han cambiado las cosas!

A esta altura de diciembre y en otra época hubiera estado descansando, haciendo hora para ir a la iglesia y después darme una jartura de quipes, arroz con arvejas, pastelón, puerco asado y cuantas cosas, en casa de mi abuela para luego abrir todos los regalos.

Heme aquí, terminando la nómina que debo pagar hoy en la tarde. Soy “santi-cló”, “niño Jesús” y “vieja Belén” al mismo tiempo y la magia que he visto este año es la de conseguir los cuartos para pagar el doble y sobrevivir a las tasas de interés y al tráfico de la ciudad.

lunes, 1 de diciembre de 2008

¡Armémonos hasta los dientes!

En estos días el Secretario de Interior y Policía, Franklyn Almeyda, ha iniciado un movimiento para “desarmar” la población civil. Misma población a la que su dirección ha concedido más de 300,000 licencias de armas de fuego. En respuesta, el comunicador Fredy Veras Goico hace un llamado a no hacer caso al desarme en vista de que los civiles estamos indefensos ante los continuos embates de los actos delictivos ya que la policía no hace nada al respecto.

Mi respuesta es la siguiente: ¡Armémonos hasta los dientes!
…armémonos de paciencia, para no desistir en la lucha y no dejarnos llenar de la impotencia que nos paraliza...
…armémonos de paz, para poder resistir el impulso de actuar con violencia y poder perdonar a nuestros agresores…
…armémonos de unidad, para juntos poder denunciar los atropellos y no tragar a solas los abusos…
…armémonos de fortaleza, para no dejarnos vencer por el mal que nos invade y no dejarnos avasallar…
…armémonos de amor, pero sobre todo: ¡amémonos los unos a los otros!

jueves, 20 de noviembre de 2008

El gran Circo

(Había escrito esto a raíz de la visita de un famoso Circo de Moscú que vino a Santiago hace casi un año).


“!Damas y caballeros! !Niñas y niños!, ¡bienvenidos al gran circo de Moscú!” se escuchó en los altavoces.

Pocas veces había estado en un circo y el ambiente parecía de algún lugar fuera de este país. Estaba cubierto por una gigantesca carpa de color azul con rayas blancas y rojas que le adornaban. En lo alto, cuatro banderolas, de las cuales dos podían ser las banderas de Rusia (ya que el llamado circo de Moscú, anunciaba un espectáculo que prometía ser fabuloso, con artistas traídos directamente desde San Petersburgo hasta la parte más lejana de la friísima Siberia).

Las jaulas de los animales se veían a lo lejos, tigres siberianos y osos. Sin embargo, no se escuchaban los rugidos. Las fieras, salvajes, más bien, parecían animales domésticos.

Fui con mis hijos y una amiga con su pequeña. Cuando hicimos la fila para comprar las boletas, me doy cuenta que los empleados eran mestizos y hablaban el español muy bien. Un señor, muy serio, de traje de levita blanco nos recibió a la entrada y pasamos al área alrededor de la carpa, donde se encontraban los vendedores de golosinas, souvenires y refrescos. Todos eran de origen latinoamericano y no se veía a ningún rubio proveniente de Rusia.

Llegamos con toda la ilusión del mundo a ver intrépidos acróbatas capaces de las más arriesgadas proezas, ilusionistas con trucos que harían sentir como un novato al mismo David Copperfield, veríamos trapecistas que realizarían quíntuples saltos mortales, domadores de las fieras salvajes, simpáticos números con animales entrenados, actos de payasos comiquísimos. En su lugar, saldrían unos artistas que lucían peinados y trajes sacados de una película de los años setenta, harían unas proezas que se deslucían frente a la magia de los efectos especiales cinematográficos a los que ya estamos acostumbrados. Inclusive, uno de los trapecistas, intentó, infructuosamente realizar su triple voltereta mortal en el aire y se cayó una y otra vez a la malla de seguridad.

Mientras adelantaban las funciones, en un momento, mi imaginación me hizo sentir paranóica, todas las caras lucían conocidas. El payaso se parecía al señor que cobraba la taquilla a la entrada. Olga, la contorsionista, se parecía a la señora que luego nos tomó las fotos. De repente, los empleados que recogían las cuerdas, por casualidad, eran los hermanos que más temprano, habían realizado las acrobacias de cuerdas en el primer número. El domador de fieras tenía la misma cara del conserje y los tigres lucían anémicos. El señor que nos recibió en la entrada era el mismo presentador de los actos. Le comenté a mi amiga que pensaba que el circo atravesaba tantos problemas económicos que los mismos artistas tenían que hacer todas las otras labores complementarias y me reí de mi ocurrencia absurda.

Al salir, llegué a la conclusión de que a este país le falta mucho para que nos alcance un “Cirque du Soleil”, que mientras tanto sólo nos visitan los circos tercermundistas que son tan castigados por las crisis como el que más. Pensé que seguirá pasando un tiempo hasta que la política y la pelota deje de entretenernos y podamos apreciar la belleza de un arte que ha ido cayendo en el olvido.

lunes, 17 de noviembre de 2008

El viacrucis

Yo me había hecho el propósito de no escribir sobre hechos del pasado, sin embargo, hay eventos que para que queden en la memoria, de alguna forma hay que plasmarlos por escrito. Talvez, en unos años, cuando el internet haya evolucionado y la realidad virtual sea otra, mis nietos puedan leer este testimonio y conocer algo de su traviesa abuela Raquel.

Pues ahí, va…

No voy a decir cuándo fue eso para que no me calculen la edad. Contaba yo con siete años cuando nos mudamos desde la calle Restauración Número 60 (en pleno centro de la ciudad de Santiago), hacia la calle 7, número 5, de Los Jardines Metropolitanos. Estos eran los suburbios que, en aquel entonces, estaban rodeados de puro monte.

Puedo decir que teníamos, aproximadamente una semana de mudados cuando en una tarde, mientras jugaba con dos de mis nuevos recién adquiridos amigos, pasaba frente a mi casa un viacrucis que salía de la parroquia Sagrado Corazón de Jesús (el Politécnico Femenino). La iglesia quedaba cerca, por lo que el viacrucis estaba iniciando el recorrido y, al parecer, ni había llegado a la primera estación. A diferencia del antiguo vecindario, aquí nos sentíamos en libertad, porque podíamos jugar en la calle sin ningún problema ya que no transitaban muchos vehículos.

En ese momento le dije a mis víctimas (por razones de proteger sus identidades no menciono sus nombres), - “amiguito, amiguita… vámonos con esa gente...”, refiriéndome al viacrucis. Talvez sentí que no hacía nada malo porque escuchaba los cánticos de aquellas personas que caminaban pausadamente con sus velones en las manos e iban encabezados por una camioneta blanca donde iba el padre Ramón Dubert con bocina en mano indicando las estaciones. “no estés eternamente enojaado, no estés eternamente enoojaaado, perdóname…seeeñooor!” Me imagino que iban cantando dos o tres señoras mayores que iban delante, llevando la cruz. Mis amigos y yo no lo pensamos mucho para irnos detrás de ellos.

Pasado un rato, mi madre comenzó a preguntar por mí. Todos me buscaban y yo no aparecía por ningún lado. “-¿Dónde está Raquel?”, le preguntó a mis hermanos, Mónica y Simón Eduardo, quienes, despistados, no podían dar cuenta de mi paradero y sólo se encogían de hombros. La búsqueda continuaba y se iría volviendo frenética mientras transcurrían los minutos y las horas. Supongo que mi madre, en algún momento, pensó que me habían raptado y que mi cadáver sería encontrado en la cañada que pasaba, justo por la calle de atrás de la cuadra donde vivía. “- ¡¿Para qué nos mudamos aquí, Simón?!”,- “!Hay que dar parte a la policía!”, diría mi madre mientras se acrecentaba la histeria colectiva. En tanto, lejos de allí, tres niños encabezaban, con sendas velas, el viacrucis de ese viernes de cuaresma.

Cuando ya mi padre iba a salir a reportar mi desaparición a la policía, no recuerdo si fue a él a quien se le ocurrió preguntar quién me vió de último y qué yo estaba haciendo. Creo que Victoria, la señora que trabajaba en casa dijo “- ella estaba jugando afuera con unos niños y en eso pasó un viacrucis”. En ese instante, mi padre, salió disparado en su pequeño Volkswagen blanco al que seguro le pisó el acelerador a fondo para seguir los pasos del viacrucis. Bien lejos y en una avenida de mucho tránsito, se encontró con la procesión, estacionaría el vehículo en una calle lateral y esperó el desfile. Se acercó a reprenderme y a sacarme del grupo de gente por un brazo cuando me voltée hacia él y le dije con cara solemne: “!Shhhh!! ¡Estoy rezando!”.

No sé qué pudo haber pasado por la mente de mi padre en ese momento, no recuerdo qué pasó a mis amiguitos. Sólo sé que llegamos a mi casa, no hubo castigo, no hubo azote. Tendrían que tomarse, cada uno, su “nervocalm”, hasta que pudieran superar el estress que habían vivido. Hoy entiendo que tuvieron que aguantarse las ganas de pegarme, con tal de no frustrar una posible vocación religiosa y de que yo no pudiera utilizar como pretexto, algún día, el trauma de la pela más grande recibida por haberme ido con un viacrucis.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Para mi hoja de vida...

Las mujeres hacemos de todo un poco. En la víspera de las elecciones presidenciales en los Estados Unidos, Larry King le preguntaba a Cindy McCain (esposa del derrotado candidato John McCain) cómo era ella capaz de involucrarse en tantos proyectos juntos y, al mismo tiempo, ser madre de familia y esposa. Ella le contestó, -“muy fácil: todas las mujeres tenemos esa capacidad especial de ser ‘multi-tasking’”, continuó diciendo, - “no soy distinta de miles de mujeres en este país” (a lo que yo le agregaría – y en el mundo entero).

Pues para colmar mi hoja de vida en el portafolio de las pluri-tareas, me he involucrado tanto en el seguimiento a la aficción al baseball de mi hijo, Jean Paul, que soy co-manager de su equipo. El manager, don Pragmacio Marichal, me dice, riéndose, que nunca vio a nadie en mi familia que saliera pelotero. Le explico que existen saltos generacionales y que la fanática furibunda de la pelota era mi abuela materna, Elisa, quien me llevaba de pequeña, a los partidos de pelota y recuerdo vociferando consignas a los miembros del equipo de las Aguilas Cibaeñas, los campeones locales.

Al final me doy cuenta que entre dirigir una liga de pelota y manejar una empresa no hay gran diferencia. Mientras tanto, sigo aprendiendo sobre esta tarea enfocándome en lo que me pueda deparar el futuro. Nadie sabe si tenga que dedicarme a esta profesión en lo adelante y deba registrar este evento en mi hoja de vida dentro de poco tiempo.

lunes, 3 de noviembre de 2008

La Musa Paradisíaca


Aunque su nombre corriente suene áspero y se piense que el mismo, cuando se ingiere sin madurar, embrutece a la gente, quisiera exponer algunas tésis – no probadas con el debido rigor científico - que reivindican al plátano.

Su versatilidad queda demostrada en las múltiples formas en que se puede preparar: Salcochado, frito, asado, en tostones, niditos, mangú (puré de plátanos verdes salcochados), bollitos de plátano, plátano al caldero, plátano amarillo frito, pastelón de plátano, etc. Se usa en la preparación de los pasteles en hoja, en el sancocho y me imagino que en toda otra variedad de platos. Se come a toda hora del día, mañana, tarde y noche. Al no ser el plátano una planta endémica de la isla, me imagino que si nuestros indios taínos se hubieran alimentado a base del mismo, hubieran podido hacer frente a los españoles.

Mi suegra, haitiana, me comentó su experiencia cuando comió el mangú por primera vez en la mañana de un día en el que regresaba a Haití por carretera (el viaje era de aproximadamente ocho horas y media), sólo me dijo, “c’est remplissant” explicándome con satisfacción de que había sido la comida que mejor la había sostenido para ese largo día. Cada vez que viene de visita le preparo su añorado mangú. Por eso, los obreros que van temprano a trabajar suelen desayunar plátano, ya que con un mísero panqueque no pudieran pasar seis horas trabajando de corrido hasta tomar su almuerzo.

No se sabido de nadie que se haya intoxicado comiendo plátanos, tampoco que haya adquirido alguna bacteria o ameba a través de la ingesta del mismo. Se ha dicho que el tanino del plátano verde embrutece, sin embargo, sí se ha demostrado científicamente que el de la uva (en el vino) es bueno para las arterias, me imagino que también lo debe ser el plátano. Por lo tanto, puedo deducir que el plátano verde es bueno para las personas que tienen problemas cardiovasculares. He visto casos de bebés intolerantes a la lactosa y a la leche de soya que en estados críticos de desnutrición han sido salvados milagrosamente a base de puro plátano licuado.

Si Michael Phelps (el medallista olímpico) hubiera vivido en República Dominicana, en lugar de comer panqueques, pizza y pasta, se tiraría su mangú de ocho plátanos con salami frito por la mañana, para suplir parte de las doce mil calorías que tiene que ingerir, ya que el plátano es energético.

Otra ventaja que tiene el plátano es que su ingesta no produce ningún efecto en cuanto a alterar los olores corporales de la persona, a diferencia del curry para los hindúes o de los platos de la comida árabe a base de cebolla, puerro u otro vegetal parecido.

Por último, aunque las musas lleguen vestidas de verde o amarillo y tenga que quitarle la cáscara para terminar de escribir, pueden buscar el resto en alguna enciclopedia donde apareceran informaciones más precisas e investigadas con los debidos métodos (escritas por estudiosos que se desayunan con “cornflakes”), explicadas de manera muy científica y bonita pero con menos reverencia.

lunes, 27 de octubre de 2008

Consejos prácticos para ahorrar en tiempos de crisis

(Estaba muy mística pero entonces me salió esto medio en serio, medio en broma...)

En los últimos días sólo se escuchan quejas sobre la situación económica, en cómo estamos siendo afectados por las altas tasas de interés, el aumento de las divisas, la escasez del circulante, etc. Así que, aquí propongo algunas ideas sobre cómo podemos enfrentar estos días de recesión (además de que estas soluciones son ambientalmente amigables):

- Siembre todas sus yerbas aromáticas y plantas medicinales en su patio o en tarros. Estas yerbas le servirán para elaborar los remedios que utilizará en caso de gripe o de otro tipo de enfermedad, ya que los costos de las medicinas y los tratamientos médicos son muy caros.

- Use el papel sanitario de la manera más racionada posible (copiar la técnica de los franceses del “cuadrito”). También, puede acumular la mayor cantidad de periódicos viejos para esos fines o un par de tuzas (las cuales tienen las ventajas de ser multiuso y son reutilizables).

- Si usted posee un patio, trate de adecuar el paisajismo y sembrar un par de matas de plátano, de yuca y de soltar un gallo y una gallina. Con eso usted puede resolver el tema de los víveres y los huevos.

- A la hora de bañarse, para no desperdiciar agua, trate de hacerlo en familia. Entren todos a la ducha y con el primer chorro se enjabonan y al segundo se escurren. De este modo pueden economizar agua y tiene, como valor agregado, fomentar la unión familiar.

- Para economizarse los altos costos de matrícula escolar, inscriba los niños en alguna clase a distancia y dele las tutorías en la casa. Esta medida, además, dejará tiempo libre a los niños los cuales pueden hacer los oficios de la casa mientras usted va al trabajo (como suapear y barrer) y ahorrarle el costo de tener una muchacha del servicio. También, economiza gasolina por no está dando viajes a llevar y buscar muchachos.

- Si sus hijos son muy pequeños, monte una guardería en su casa para que obtenga un lucro cuidando a sus niños y a los ajenos.

- Aprenda corte y confección, macramé, craquelado, punto de cruz, vitrales o pedrería. Usted nunca sabe cuando deberá elaborar los regalos de navidad, de madres, padres, cumpleaños y San Valentín.

- Enséñele a sus hijos los distintos juegos tradicionales: la alcantarita, el topao, convento y flores, la esquinita, el pañuelo, mar y tierra, stop, jacks, etc… Estos juegos impedirán que sus hijos se antojen de que le compren un Wii o un DS para navidad y, también, ellos podrán desarrollar mejores habilidades psicomotoras y sociales. También, hágale su fu-fú y prepárele su carro de caja de bolas.

Espero que estas ideas sean útiles y que se motiven a generar propuestas para poder seguir aportando a mejorar el ámbito económico nacional y familiar.

martes, 21 de octubre de 2008

Oración de gracias en el día de hoy

Señor Jesús, te doy gracias y te bendigo porque un día como hoy abrí los ojos, porque al ver la luz del alba se iluminó mi camino y pude andar, porque mis ojos pudieron aprender a maravillarse al distinguir los distintos matices que adornan tu creación y porque, al llegar la noche, descanso me brindas acunándome en tu regazo amoroso.

Gracias, Señor, porque al sonido del trinar de las aves, al rugir del viento, el estrépito de la lluvia, la cadencia del mar y la risa de un niño, se conjuga la perfecta armonía que inspira una gran composición que la misma música no puede emular con la sinfonía más preciosa.

Gracias por enseñarme que esta obra, perfecta en su diseño original y única en su género, puede corregir sus torpezas por la libertad que le diste. Gracias por regalarme el amor, que no entiende ecuaciones matemáticas porque cuando lo doy, también recibo, cuando lo divido se multiplica y hace espacio para tener más, dar más.

Gracias, Jesús, por darle sentido al todo sin necesidad de ninguna explicación. Gracias, Jesús por regalarme la vida, por regalarme tu vida, tu corazón, tu perdón, tu amor, tu ejemplo, tu misericordia, tu consuelo. Gracias por todo lo que no cabe en todas las palabras que no me alcanzarán jamás.

Gracias, Señor Jesús…

Amén.

miércoles, 15 de octubre de 2008

La invitada de honor

Ayer fui a buscarla al mediodía, se encontraba alojándose donde una amiga desde hacía una semana y vendría a mi casa por esa misma cantidad de tiempo. Es así que ella se la pasa: itinerante, pausada, una semana en cada sitio, se deja llevar, siempre le seguimos los pasos.

La llevé tranquila al asiento delantero del auto y, delicadamente, le coloqué el cinturón de seguridad, pretendiendo protegerla y a sabiendas de que ella era quien me cuidaba a mí. Su mirada comprensiva denotaba un amor y una sabiduría infinitos, de alguien que ha sido probado en el mismo crisol del sufrimiento materno.

Al principio, cuando arranqué, estuve en silencio, la miré de reojo, no me atrevía a hablar. Me siento pequeña al lado de su presencia, a pesar de que me trata como si fuera su propia hija y en su forma particular de comunicarse, me invita a confiar en ella. “Todo lo que ha pasado hace tiempo, no entiendo cómo una madre puede superar el dolor de ver sufrir así a su hijo”, - pensé - “pero, ¡cuánta paz! ¡qué fortaleza! ella es la que consuela, ¡qué mirada diáfana!”, - continuaba en mis reflexiones cuando atravesaba una calle de mucho tránsito. Sólo pude sentirme henchida de admiración por su compañía y le dije mentalmente: “cuando sea grande quisiera ser como tú”.

Se me agolparon muchos pensamientos, todas las experiencias vividas en los últimos días querían brotar, en ese momento, de mi boca para ser contadas. Esa misma mañana había sentido una opresión en el pecho, un dolor ajeno e inexplicable cuando en el hospital infantil, el médico explicaba sobre los traumas de las quemaduras, en cómo los niños sufrían cicatrices físicas y psicológicas, lesiones permanentes e imborrables. Quería contarle lo que sentí cuando ví aquellas miradas tristes, carentes de esa alegría y candidez ya perdidas por el flagelo de la pobreza y el maltrato. Pensé en la injusticia de que ellos, al igual que su hijo, eran inocentes pagando un precio ajeno. Como si ella adivinara mis pensamientos, me hizo sentir reconfortada.

No pude decir palabra mientras nos acercábamos al colegio a buscar a los niños. Ya me imaginaba lo contentos que se iban a poner cuando vieran la distinguida invitada que nos acompañaba, ya los veía recibiéndola, los oía preguntándome “-mami, ¿cuántos días se va a quedar?, ¿a dónde va luego?, ¿vienen tus amigas a verla esta noche?”.

Llegamos a la casa y almorzamos, los niños le hicieron compañía por un rato. Creo que le estuvieron contando algunas cosas. Ella, paciente, los atendía con la indulgencia de una abuela consentidora. Partí a resolver algunos asuntos pendientes. Más tarde tendríamos una reunión para agasajar a mi invitada, estaba ansiosa porque arribara el momento.

Esa noche, como todos los martes, fueron llegando. La miraban y le saludaban, algunas inclinando su cabeza en señal de respeto, otras le decían “¡hola mamá!”, sonriendo y pidiéndole permiso para sentarse, todas alrededor de la invitada de honor. Inició la reunión y al poco rato mi compañera de al lado me preguntó dónde estaba el florero. Apenada le respondí que no había tenido tiempo para hacer ningún arreglo. Mi amiga, en cambio, sonrió de manera sospechosa. Luego me comentó, “!el olor a flores!, ¡es ella aquí!”, refiriéndose a nuestra invitada. Entendí que era su forma de agradecer la ceremonia de bienvenida.

Un sentir inefable se propagó en la sala, concluimos la reunión con la alegría de hermanas queridas que se congregan en un importante encuentro familiar. Nos despedimos hasta la próxima ocasión que será en la casa de otra de las amigas donde irá nuestra invitada, sabiendo que cuando me despida de ella el próximo martes quedará presente siempre en nuestros corazones.

jueves, 25 de septiembre de 2008

Cenáculo

Por una inquietud de una amiga, que asiste conmigo a un cenáculo, quedó aclarado el origen etimológico y el significado de esta palabra, a continuación...

cenáculo.
(Del lat. cenacŭlum, cenador).

1. m. Sala en que Jesucristo celebró la última cena.
2. m. Reunión poco numerosa de personas que profesan las mismas ideas, y más comúnmente de literatos y artistas.

Tomado del diccionario de la Real Academia Española

A mi edad...

Hace un par de meses estuve en mi visita rutinaria al ginecólogo, quien, explicándome sobre algunas condiciones fisicas me decía “…porque ya A TU EDAD es normal que comiences a…” (escribo esas palabras en negritas, en cursiva y en mayúsculas pues lo escuché con ese formato en mi mente). No recuerdo el resto de lo que él me decía porque ese “a tu edad”, me sonó a sinónimo de:
- Menopausia o perimenopausia
- Señora envejeciente
- Abuelita
- Doña
- Persona muy enferma y achacosa
- Ancianita
- En el censo, el último rango de edad que aparece en la encuesta…

Esa sensación me duró poco tiempo. Me reí muchísimo luego, acordándome que mi padre casi se deprimió un día cuando leyó en el periódico “…atropellan anciano de sesenta años de edad…”. Y le digo tanto al médico como al periodista que cometió ese otro atropello con su falta de sensibilidad que la edad es mental, que doy gracias a Dios porque vivo en un país donde la esperanza de vida de no es de las más altas. Le digo a todos aquellos que piensan como viejos que sigo estudiando música haciendo caso omiso al dicho de “cotorra vieja no aprende a hablar”, que no pienso perder la capacidad de sorprenderme con lo nuevo, que sigo jugando con mis hijos como si tuviera su edad y que no dejaré de montar patines hasta que se deterioren mis huesos.

Sí, a mi edad…

El poder de nuestro ejemplo

Bill Clinton, en la convención de los demócratas, lanzó una frase espectacularmene significativa explicando que lo que más impresionaba al resto del mundo de los Estados Unidos era el “poder de nuestro ejemplo”, más que el “ejemplo de nuestro poder”, refiriéndose a cómo su nación ejercía influencia.

Esta expresión, no sólo se aplica a los Estados Unidos como nación, sino a nosotros como personas. Me pregunto: ¿de qué manera soy o puedo ser ejemplo para mi prójimo? No es fácil adquirir la consciencia de que en cualquier momento, podemos quebrar nuestra integridad con acciones que contradicen los principios que predicamos.

De guía, dejo este pequeño cuestionario:

¿Dices a tus hijos que sean honestos y siempre digan la verdad? ¿Cuántas veces, delante de ellos, has dicho “por favor, si llama Juana diles que estoy durmiendo”, cuando llama esa persona a tu casa?
¿Acaso te quejas de cómo maneja el otro pero cuando te puedes “volar” un semáforo en rojo a las 10:30 de la noche lo haces justificando que es peligroso pararse en esa esquina?
¿Criticas al gobierno por la corrupción sin embargo, cuando traes mercancía de importación te sientes que tienes derecho de subvaluar para evadir impuestos?
¿Acaso fuiste de los que sacaste “chivos” para pasar los exámenes cuando eras estudiante y a tu hijo/a le estás exigiendo que estudie?
¿Vas a la iglesia a rezar y a escuchar la palabra de Dios y te parqueas doble a la salida, impidiendo el paso a otro vehículo que está bien estacionado? Luego sales y criticas al motorista que anda sin casco.
¿Dices que eres responsable y llegas tarde a las reuniones, desperdiciando el valioso tiempo y la vida de otras personas, amparándote en que “la gente es impuntual y por eso yo llego tarde a los sitios”, dándote importancia?
¿Te llamas defensor del medio ambiente y en la empresa donde trabajas te das el lujo de desperdiciar materiales?
¿Criticas a tu amigo porque no puede dejar el cigarrillo pero eres adicto/a a la comida chatarra?

Escribo esto porque no puedo negar que, a veces, me invaden sentimientos de indignación, impotencia y decepción cuando veo esas situaciones en el día a día. Sin embargo, me animan personas que siempre han sido modelo para mí, sé que no todo está perdido y me queda la responsabilidad de emularles y de ser fuente de ejemplo para hacer un mundo mejor.

domingo, 21 de septiembre de 2008

Especial

Esta mañana me tocaba ir a atender durante dos horas un módulo del Voluntariado Jesús con los Niños en la Feria multisectorial de Expo Cibao. Ya temía el inminente “baño de pueblo” viendo hordas de gente pasar como un río delante del módulo y, mentalmente, me lamentaba el desperdiciar un domingo en la mañana de esa forma, aunque no debía autoreprocharme por mi propia decisión de servir en ese horario. Mi función era la de presentar el Voluntariado, invitar a las personas a ser “padrinos” o patrocinadores con donaciones en dinero para costear los diferentes programas y motivar a la participación de la Caminata por la Vida, en Santo Domingo. Tenía dos alcancías delante para el que quisiera dejar algo, unos CDs de música para vender y un grupo de brochures los cuales los iba repartiendo dosificadamente, sólo a aquellos que mostraban real interés.

Ya tenía un rato lidiando con los pasantes que preguntaban “¿esas alcancías las están regalando?”, a lo que yo respondía “-no, es para que dejen su aporte”… y luego escuchaba el “ahhh!!” y se iban alejando. Veía las gentes circulando, compañeros de universidad que no veía hacía casi veinte años, amigos, niños, jóvenes, ancianos… en eso llegó mi relevo, un voluntario - uno de los poquísimos hombres – que sirven de manera permanente en el mismo Voluntariado y quien, además, supe que pertenece a otra fundación que trabaja con niños con necesidades “especiales”.

Como conozco una de sus hijas, me preguntaba si tenía un niño “especial”, ya que la mayoría de la gente que conozco y que pertenecen a alguna fundación, normalmente han vivido una situación relacionada con la causa con la que se identifican, así que me arriesgué a preguntarle si tenía un niño “especial”. Me respondió, “-yo soy especial”, “- fui profesor de educación física, estudié periodismo en la UASD (la universidad estatal). Ni la educación ni el periodismo me ayudaron, sin embargo, fue la profesión de payaso la que me dio mi sustento”, prosiguió diciendo, “-me di cuenta de que como yo, prácticamente vivía de los niños, debía vivir para los niños”. Concluyó explicándome que daba gracias a Dios todos los días por todo lo que el tenía y lo que entendía que debía dar.

Mi turno se acababa, por lo que debía irme a reunir con mi familia a almorzar. Cuando me alejaba, lo ví, con su sonrisa franca, mostrándole a un niño que pasaba por ahí cómo hacer un barquito de papel. Me golpearon en la mente los siguientes versículos del evangelio de San Mateo, 18 1-5, “En aquella misma ocasión los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: - ¿Quién es el más importante en el reino de los cielos? Jesús llamó entonces a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: - Les aseguro que si ustedes no cambian y se vuelven como niños, no entrarán en el reino de los cielos. El más importante en el reino de los cielos es el que se humilla y se vuelve como este niño. Y el que recibe en mi nombre a un niño como este, me recibe a mi.”

Una vez más me di cuenta de las vías que utiliza Dios para hablar con nosotros en la cotidianidad y en los escenarios más terrenales.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Soy “Cato-Cristiana”

El otro día, me reuní con un grupo en el que organizábamos una actividad en la cual queríamos insertar un momento de espiritualidad y discutíamos lo que íbamos a hacer. El punto era que pensábamos que si invitábamos a un sacerdote católico a dar una misa y luego a un pastor protestante para un momento de prédica podía haber personas que no se sintieran a gusto (habíamos escuchado críticas sobre otras actividades realizadas en el pasado). La conclusión era que para respetar la diversidad (ya que en nuestro grupo hay evangélicos, católicos, protestantes y uno que otro testigo de Jehová) uno de nuestros integrantes realizaría una invocación de tipo ecuménica. Había un sentimiento colectivo de miedo a ser “políticamente incorrecto”.

Durante todo el tiempo que se tardó en tomar la decisión, una de mis amigas dijo, “bueno, por mí no hay problema porque yo soy cato-cristiana”, a lo que otra respondió: “y yo, cristiano-católica”, quedando, así, zanjada la cuestión de que realmente no importaba si había personas que desaprobaban lo que hiciéramos con tal de que recibieran el mensaje de que adoramos al mismo Cristo vivo y que, el amor al prójimo no tiene etiquetas ni congregaciones específicas. Nos miramos con cara de complicidad y nos reimos. Pasamos, inmediatamente a continuar los otros temas de la agenda de la mañana.

lunes, 15 de septiembre de 2008

¿Mujer o mujer “maravilla”?

Francamente no creo que haga nada extraordinariamente distinto a ninguna de mis amigas, por lo que, a veces pienso que nos hemos convertido en una generación de mujeres maravillas, o por lo menos, así me siento.

En la época de mi abuela, las mujeres no terminaban la escuela. Era más que suficiente para seguir adelante conocer los rudimentos del buen quehacer doméstico y de la crianza de los hijos, ocuparse del hogar y acudir a la iglesia regularmente, saber rezar el rosario y cumplir con todas las obligaciones “sociales” de la época como acudir a las novenas, fiestas patronales, festividades cuaresmales, los bautizos, primeras comuniones, bodas, entre otros.

Presente, año 2008… Un día típico para mí, hoy:
Por la mañana hago café y me despierto (necesariamente en ese orden porque inicio las incesantes ingestas de cafeína para poder mantener el ritmo), leo el Rayo de Luz, levanto y preparo los niños, les hago desayuno y los despacho para la escuela. A veces Mini reunión con mi esposo sobre los pormenores del día.

Me preparo y voy al trabajo. Dirijo una fábrica y estoy realizando la planificación financiera de la misma (apoyada en una maestría que hice en la universidad cuando ya estaba casada y con un hijo – la segunda nació durante la maestría). Entre una cosa y otra, coordino una convivencia que para el Voluntariado Jesús con los Niños (organización sin fines de lucro en la que sirvo y también formo parte de su directiva). Me encuentro organizando el cumpleaños de mi hija, Isabelle. Como la cosa anda un poco crítica, yo misma preparo las “funditas”, los regalitos, la decoración, las invitaciones, etc. Tengo que hacer una diligencia en el banco, ordenar una transferencia bancaria a un suplidor en el extranjero y realizar unos depósitos. En la fábrica, hoy trabajo con los documentos que deben ser entregados al contable. Realizo una planificación de la tesorería para las próximas seis semanas, rezando para que las previsiones en cuanto a los ingresos de efectivo no se me caigan.

Recojo a los niños en la escuela, incluyendo la vecinita de enfrente. Escucho música en el embotellamiento que se produce en el parqueo de la escuela, respiro profundamente… no puedo caer presa de la desesperación pues ya tengo casi media hora por salir del tapón. Los “educados” padres de los niños que estudian en ese exclusivo recinto escolar se comportan como bestias salvajes a la hora de salir del estacionamiento. Estoicamente doy el buen ejemplo a mis hijos para que ellos puedan entender el concepto de integridad. No insulto, cada vez que alguien me hace una trastada digo “!qué Dios lo bendiga!”, talvez el mundo pueda cambiar un poco de esa forma.

Acompaño a los niños a almorzar, verifico sus deberes y los oriento. Dejo dispuesto el almuerzo de mi esposo, Philipp, a veces no puede acompañarnos pues se queda trabajando en la fábrica.

Preparo mi clase para un curso que estoy dando en maestría, “Finanzas para no Financieros”, mis estudiantes nunca han visto Contabilidad ni Finanzas, por lo que trato de que mi clase sea interesante y amena. Reviso los casos de estudio que pondré en la clase siguiente. Entre un caso de análisis financiero y otro, chequeo que la tarea de Psicolinguística o de Ciencias Naturales estén bien hechas. Dispongo de la cena.

Entre las diferentes tareas del día, saco tiempo para planificar la comida, hacer compras, pagar el agua, luz y teléfono, grabar un CD con música, hablar con los profesores de los niños, hablar con mis amigas, llamar a casa de mis padres para saber cómo están.

Voy a clases de música pues tengo que “sublimar” esta vocación frustrada después de adulta. Acudo brevemente a una reunión del comité de Recaudaciones del Voluntariado. Esa misma tarde tenía otro compromiso pero decido que no puedo llevar tantos “cartones”.

Llegó la noche y con ello la hora de pretender. Pretendo que no estoy cansada y preparo de cenar a los niños, veo que se bañen y pongan la pijama. Pretendo que no he hecho nada durante el día para sentirme “joven, bella y aplaudida” y no mostrar los sinsabores del día. Corro hacia la computadora para chequear mi Facebook (féisbuk).

Termino de armar las funditas del cumpleaños, practico algunos acordes de guitarra y una canción de las que me gustan “Yo vengo a ofrecer mi corazón” o “Hoy quiero dar gracias” para botar el golpe. Talvez tenga tiempo para ver un pedazo de mi serie favorita Law and Order SVU o ver un episosio repetido de Sex and the City imaginándome que soy la más intrépida de los personajes de esa serie (Samantha Smith). De paso hay que chequear los noticiarios para ver en qué andan las tormentas y huracanes intercalando esas noticias con las convenciones demócrata y republicana. Parece que Palin le dió el "palo" a Obama.

Mañana tengo reunión del voluntariado a primera hora… debo tener los contenidos de las charlas listos, el programa y las minutas listas. Ya debo ir buscando un sustituto para el sábado en la mañana para el juego de pelota del equipo de mi hijo, ya que asisto al manager porque – aparte, también soy coach de baseball para mi hijo - estaré en la convivencia. Rezo para que no llegue ninguna invitación de cumpleaños o de reuniones en la semana.

Doy gracias a Dios porque tengo salud para todo eso y porque soy hiperactiva pero me reprocho a veces porque creo que todavía siento que pierdo el tiempo…

lunes, 1 de septiembre de 2008

Todavía quedan ángeles

Hoy al mediodía, mientras iba de camino a buscar a los niños a la escuela, el policía de tránsito detuvo los vehículos para permitir que dos ancianitos, agarrados de mano de dos jóvenes, pudieran atravesar la calle. A esa hora tan congestionada, me imagino que los pobres ancianitos tenían rato en la calzada, esperando atravesar la calle. Cuando pude avanzar, pasé al lado de los viejitos y reduje la velocidad para ver la escena, los abuelitos apenas podían caminar y parecían salidos de una convalescencia en algún hospital cercano. Las jóvenes, en cambio, se veían rozagantes y llenas de energía, tenían unos peinados extravagantes, ambas con sus ropas bastantes ceñidas a sus cuerpos. Lo que me llamó la atención era ver que esas dos muchachas, que más bien parecían de la “vida alegre”, fueron las que tomaron a los ancianitos de la mano para ayudarles a cruzar. Ví que los viejitos les dieron las gracias y las chicas se devolvieron a cruzar la calle nuevamente, puede ser que para volver a sus ocupaciones normales.

Seguí de largo con el pensamiento de que las buenas acciones no son exclusivas, de que los ángeles pueden estar en todos lados con distintas vestimentas, y de que, no todo está perdido dentro de tanto egoísmo y falta de solidaridad. Este paréntesis alegró el resto de mi día y pude enfrentar los irrespetos del tránsito y las malas noticias de manera estoica en lo adelante.

miércoles, 20 de agosto de 2008

Esta es mi catarsis...

Mi querida tía Nury siempre dice; “primero Dios y después la computadora y el Internet”, ocurrencia que siempre me ha hecho gracia y frase que quedará grabada en los anales de la historia. ¡Pues sí!, antes de que comience a somatizar mis emociones (dícese en dominicano: “comenzar a descomponerse los féferes”) y de que me encuentren en la calle largando piedras, he decidido iniciar este blog como un vehículo de desahogo, para compartir eventos de mi vida, mis alegrías, mis penas, mis preocupaciones y uno que otro chiste de vez en cuando. Esta será mi terapia a partir de ahora. No es gestalt, ni conductista... No estoy sublimando ninguna fase de mi primera infancia, sólo pienso que esta es una buena forma de "desnudarme" sin que me metan presa por alterar el orden público.