martes, 25 de agosto de 2009

A la memoria de Altagracia del Carmen Francisco de Fernández

Cuando entré al Voluntariado Jesús con los Niños fue una de las primeras personas que conocí. Me contagiaba con su risa inagotable, su picardía, franqueza y coquetería natural. No conocí una voluntaria que fuera capaz de vender más boletas cuando hubiera una actividad o de conseguir donaciones cuando se pensaba que nadie iba a dar un centavo más. A pesar de su apariencia de mujer fuerte, la llegué a ver al borde de las lágrimas en varias ocasiones cuando se refería a un caso de algunos de los niños del hospital pues tenía un corazón blando y tierno.

Desde hace unos años, las pruebas les fueron llegando una a una . Un día le cité del libro de la Sirácida, “si te has decidido servir al Señor, prepárate para la prueba…ten un corazón decidido”. Cuando cayó interna la primera vez, dentro de su gravedad, aprovechaba al que la visitaba a su lecho de enferma para venderle boletas de la actividad de recaudación del Voluntariado. Cuando se realizó la velada de Sabores en Armonía fue de las primeras en llegar y de las últimas en irse, no hacía muchos días había sobrellevado una gravedad; sin embargo, fue de las que más disfrutó en la fiesta.
Al partir Carmen, quizás me sienta golpeada al reconocer la fragilidad de la vida, al entender que nuestras almas se pueden ir en un soplo de viento y que no somos eternos. Talvez me sienta indigna al pensar el tiempo que he desperdiciado y que he dejado de vivir. Me urge la necesidad de decir los "te quiero" que he callado o de dar los abrazos que he negado a los que amo, "en vida, hermano, en vida...".

Siempre la recordaré con cariño, alegría y agradecimiento por su gran lección de vida. Hoy día 25 de agosto de 2009 su alma subió al altísimo y mora en el descanso eterno. EPD