lunes, 27 de octubre de 2008

Consejos prácticos para ahorrar en tiempos de crisis

(Estaba muy mística pero entonces me salió esto medio en serio, medio en broma...)

En los últimos días sólo se escuchan quejas sobre la situación económica, en cómo estamos siendo afectados por las altas tasas de interés, el aumento de las divisas, la escasez del circulante, etc. Así que, aquí propongo algunas ideas sobre cómo podemos enfrentar estos días de recesión (además de que estas soluciones son ambientalmente amigables):

- Siembre todas sus yerbas aromáticas y plantas medicinales en su patio o en tarros. Estas yerbas le servirán para elaborar los remedios que utilizará en caso de gripe o de otro tipo de enfermedad, ya que los costos de las medicinas y los tratamientos médicos son muy caros.

- Use el papel sanitario de la manera más racionada posible (copiar la técnica de los franceses del “cuadrito”). También, puede acumular la mayor cantidad de periódicos viejos para esos fines o un par de tuzas (las cuales tienen las ventajas de ser multiuso y son reutilizables).

- Si usted posee un patio, trate de adecuar el paisajismo y sembrar un par de matas de plátano, de yuca y de soltar un gallo y una gallina. Con eso usted puede resolver el tema de los víveres y los huevos.

- A la hora de bañarse, para no desperdiciar agua, trate de hacerlo en familia. Entren todos a la ducha y con el primer chorro se enjabonan y al segundo se escurren. De este modo pueden economizar agua y tiene, como valor agregado, fomentar la unión familiar.

- Para economizarse los altos costos de matrícula escolar, inscriba los niños en alguna clase a distancia y dele las tutorías en la casa. Esta medida, además, dejará tiempo libre a los niños los cuales pueden hacer los oficios de la casa mientras usted va al trabajo (como suapear y barrer) y ahorrarle el costo de tener una muchacha del servicio. También, economiza gasolina por no está dando viajes a llevar y buscar muchachos.

- Si sus hijos son muy pequeños, monte una guardería en su casa para que obtenga un lucro cuidando a sus niños y a los ajenos.

- Aprenda corte y confección, macramé, craquelado, punto de cruz, vitrales o pedrería. Usted nunca sabe cuando deberá elaborar los regalos de navidad, de madres, padres, cumpleaños y San Valentín.

- Enséñele a sus hijos los distintos juegos tradicionales: la alcantarita, el topao, convento y flores, la esquinita, el pañuelo, mar y tierra, stop, jacks, etc… Estos juegos impedirán que sus hijos se antojen de que le compren un Wii o un DS para navidad y, también, ellos podrán desarrollar mejores habilidades psicomotoras y sociales. También, hágale su fu-fú y prepárele su carro de caja de bolas.

Espero que estas ideas sean útiles y que se motiven a generar propuestas para poder seguir aportando a mejorar el ámbito económico nacional y familiar.

martes, 21 de octubre de 2008

Oración de gracias en el día de hoy

Señor Jesús, te doy gracias y te bendigo porque un día como hoy abrí los ojos, porque al ver la luz del alba se iluminó mi camino y pude andar, porque mis ojos pudieron aprender a maravillarse al distinguir los distintos matices que adornan tu creación y porque, al llegar la noche, descanso me brindas acunándome en tu regazo amoroso.

Gracias, Señor, porque al sonido del trinar de las aves, al rugir del viento, el estrépito de la lluvia, la cadencia del mar y la risa de un niño, se conjuga la perfecta armonía que inspira una gran composición que la misma música no puede emular con la sinfonía más preciosa.

Gracias por enseñarme que esta obra, perfecta en su diseño original y única en su género, puede corregir sus torpezas por la libertad que le diste. Gracias por regalarme el amor, que no entiende ecuaciones matemáticas porque cuando lo doy, también recibo, cuando lo divido se multiplica y hace espacio para tener más, dar más.

Gracias, Jesús, por darle sentido al todo sin necesidad de ninguna explicación. Gracias, Jesús por regalarme la vida, por regalarme tu vida, tu corazón, tu perdón, tu amor, tu ejemplo, tu misericordia, tu consuelo. Gracias por todo lo que no cabe en todas las palabras que no me alcanzarán jamás.

Gracias, Señor Jesús…

Amén.

miércoles, 15 de octubre de 2008

La invitada de honor

Ayer fui a buscarla al mediodía, se encontraba alojándose donde una amiga desde hacía una semana y vendría a mi casa por esa misma cantidad de tiempo. Es así que ella se la pasa: itinerante, pausada, una semana en cada sitio, se deja llevar, siempre le seguimos los pasos.

La llevé tranquila al asiento delantero del auto y, delicadamente, le coloqué el cinturón de seguridad, pretendiendo protegerla y a sabiendas de que ella era quien me cuidaba a mí. Su mirada comprensiva denotaba un amor y una sabiduría infinitos, de alguien que ha sido probado en el mismo crisol del sufrimiento materno.

Al principio, cuando arranqué, estuve en silencio, la miré de reojo, no me atrevía a hablar. Me siento pequeña al lado de su presencia, a pesar de que me trata como si fuera su propia hija y en su forma particular de comunicarse, me invita a confiar en ella. “Todo lo que ha pasado hace tiempo, no entiendo cómo una madre puede superar el dolor de ver sufrir así a su hijo”, - pensé - “pero, ¡cuánta paz! ¡qué fortaleza! ella es la que consuela, ¡qué mirada diáfana!”, - continuaba en mis reflexiones cuando atravesaba una calle de mucho tránsito. Sólo pude sentirme henchida de admiración por su compañía y le dije mentalmente: “cuando sea grande quisiera ser como tú”.

Se me agolparon muchos pensamientos, todas las experiencias vividas en los últimos días querían brotar, en ese momento, de mi boca para ser contadas. Esa misma mañana había sentido una opresión en el pecho, un dolor ajeno e inexplicable cuando en el hospital infantil, el médico explicaba sobre los traumas de las quemaduras, en cómo los niños sufrían cicatrices físicas y psicológicas, lesiones permanentes e imborrables. Quería contarle lo que sentí cuando ví aquellas miradas tristes, carentes de esa alegría y candidez ya perdidas por el flagelo de la pobreza y el maltrato. Pensé en la injusticia de que ellos, al igual que su hijo, eran inocentes pagando un precio ajeno. Como si ella adivinara mis pensamientos, me hizo sentir reconfortada.

No pude decir palabra mientras nos acercábamos al colegio a buscar a los niños. Ya me imaginaba lo contentos que se iban a poner cuando vieran la distinguida invitada que nos acompañaba, ya los veía recibiéndola, los oía preguntándome “-mami, ¿cuántos días se va a quedar?, ¿a dónde va luego?, ¿vienen tus amigas a verla esta noche?”.

Llegamos a la casa y almorzamos, los niños le hicieron compañía por un rato. Creo que le estuvieron contando algunas cosas. Ella, paciente, los atendía con la indulgencia de una abuela consentidora. Partí a resolver algunos asuntos pendientes. Más tarde tendríamos una reunión para agasajar a mi invitada, estaba ansiosa porque arribara el momento.

Esa noche, como todos los martes, fueron llegando. La miraban y le saludaban, algunas inclinando su cabeza en señal de respeto, otras le decían “¡hola mamá!”, sonriendo y pidiéndole permiso para sentarse, todas alrededor de la invitada de honor. Inició la reunión y al poco rato mi compañera de al lado me preguntó dónde estaba el florero. Apenada le respondí que no había tenido tiempo para hacer ningún arreglo. Mi amiga, en cambio, sonrió de manera sospechosa. Luego me comentó, “!el olor a flores!, ¡es ella aquí!”, refiriéndose a nuestra invitada. Entendí que era su forma de agradecer la ceremonia de bienvenida.

Un sentir inefable se propagó en la sala, concluimos la reunión con la alegría de hermanas queridas que se congregan en un importante encuentro familiar. Nos despedimos hasta la próxima ocasión que será en la casa de otra de las amigas donde irá nuestra invitada, sabiendo que cuando me despida de ella el próximo martes quedará presente siempre en nuestros corazones.